AVANCE O RETROCESO

Como comprenderán los queridos lectores, con el título de esta columna, no me estoy refiriendo a si los vehículos avanzan o retroceden, ello es tema del tránsito y no de mi incumbencia.
El encabezado de esta columna es por una mera reflexión, a la que llego al  observar el comportamiento de lo social en los tiempos en que nos ha tocado vivir.
Por lo general con el avance de los años las sociedades tienden a mejorar y al hacerlo ello también alcanza a sus integrantes, suponiéndose que, con los adelantos de la ciencia y tecnología, ellos ayudarán a que la sociedad alcance sitiales más adecuados.
Empero, lo que vemos a diario es preocupante. Comenzaremos por el idioma en que se nos quiere imponer un supuesto lenguaje inclusivo, en que hay que distinguir lo masculino de lo femenino y, si se quiere juntar a ambos ya no se referirán a “todos” sino a “todes”.
Pero hay más, en todo, pero principalmente en la educación se nos quiere obligar al llamado “enfoque de género”, diferenciándolo del sexo que lo precisa el nacimiento, pero será la sociedad la que te distinga por el “género” y sabrá Dios ¿cuántos habrá? pues cada día avanza y avanza la cantidad de letras para señalarlos en su conjunto.
Antes se podía ir al campo o a la playa para entretenernos y descansar, pero hoy vemos a las nuevas generaciones que para nada les atrae ello pues, si no están con el teléfono móvil en la mano, algo les está faltando, ése aparatito hoy en día parecería ser que es una extensión del ser humano. Lo usan permanentemente, pero no solamente para comunicarse, que es lo normal, sino para seguir en redes la chismografía del momento, los escándalos, y hasta embrutecerse con los Makanakis de moda y muchísimos otros supuestos “influencers”, que si influyen para acrecentar el nivel de los absurdos que la sociedad está alcanzando.
Si bien es admitida la moda informal, ello no puede significar que en lugar de ponerse una visera para protegerse del sol, se la pongan hacia atrás, que de nada servirá.  La ropa tiene que estar con huecos y si se trata de jeans, cuando más huecos mejor y por supuesto cuestan muchísimo más que las prendas sin deterioro.  El mundo al revés.
Antes se iba a los matrimonios, festejos y otras celebraciones, así como actuaciones, lo más formal posible. Hoy no, pueden las damas estar con vestidos formales pero con zapatillas, como si fuesen a jugar vóley o tenis.
La frasecita “y nada”, se emplea para todo, pero la verdad no significa nada y, ni que decir de los programas radiales, televisivos y de teatro, en que cuantas más obscenidades, groserías y lisuras contengan, serán más exitosos en la taquilla, más no en la calidad del espectáculo.
Disculpen, descargué mi fastidio, pero hasta ahora nadie de los que tienen comportamiento regresivo, me ha podido explicar su máximo insulto “viejo lesbiano”, pudiéndoles contestar que están en la razón en cuanto “viejo”, pero “lesbiano”, ¡imposible!
Antero Flores-Araoz
Antero Flores-Araoz
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