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Como bien sabemos el Perú suscribió la Convención Americana sobre Derechos Humanos, la cual creó el Sistema Interamericano sobre tales derechos, integrado por la Comisión Interamericana con sede en Washington y la Corte Interamericana con sede en San José de Costa Rica.
Algunos otros países del hemisferio circunscribieron su presencia a la Comisión Interamericana, pero no aceptaron la competencia de la Corte en sus asuntos internos.
Han pasado muchos años desde entonces y pese a los esfuerzos de algunos países en morigerar la actuación de la Corte, ello no se ha conseguido a plenitud y seguimos soportando sus excesos, por un lado, por el sesgo ideológico de varios de sus integrantes y por otro, porque son los países miembros de la OEA quienes proponen a candidatos inconvenientes para integrar la Corte como también la Comisión. Lo señalado además de que, el Sistema Interamericano pretende entrometerse en cuanto asunto cree que es de su interés, aunque no necesariamente de su competencia.
¿Qué hacer ante la situación reseñada? Hay varias alternativas, una de ellas es retomar los esfuerzos que se hicieron en el año 2007 para hacer reformas en el Sistema Interamericano, con revisiones del Tratado constitutivo, estatutos y reglamentos, que eviten sus excesos e intromisiones en lo que no es su función.
Otra de las alternativas es salirnos de la competencia de la Corte y quedarnos como otros países solamente incorporados a la Comisión. Esta posibilidad tiene a su vez dos variantes, una retirarnos absoluta y totalmente de la competencia contenciosa de la Corte y otra acotar dicha competencia a lo que sea adecuado y justificado, sin la abusiva amplitud de que goza en la actualidad.
Para salirnos de la Corte, sea en forma total o parcial, ello puede hacerse siguiendo cualquiera de los dos siguientes caminos. El primero denunciando el Tratado en la parte pertinente a la competencia contenciosa de la Corte, esperar el plazo previsto en el Tratado y luego que se venza, desligados de ella. El otro camino es hacerlo en forma tajante e inmediata, sin seguir los lineamientos para ello de la Convención. Esto último se hizo en julio del año 1999 siendo presidente de la República Alberto Fujimori, aunque después bajo el gobierno transitorio de Valentín Paniagua el Perú se reincorporó a la mencionada competencia de la cual había abdicado.
Podría ser que la resolución de la Corte Interamericana, en el asunto del indulto a Alberto Fujimori, pudiese explicarse, si es que pensamos que se trata de represalia por haberse salido de su competencia hace algo más de veinte años. ¡Sabrá Dios!
Evidentemente, no podemos quedarnos cruzados de brazos y ante los excesos de la Corte que mete su nariz en todo, estar ciegos, sordos y mudos. No señor, alternativas hay y las hemos expuesto, por lo que debemos debatir cual es la más conveniente para los intereses peruanos y proceder.
Estamos hartos de indebidas intromisiones y que se quiera leer lo que dice nuestra Constitución, según el grosor de los lentes de cada cual, en lugar de atenernos a su letra y espíritu.
