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Es absolutamente irresponsable postular a cargos públicos electivos o de designación, como es el caso de presidente y vice presidente de la República, gobernadores regionales, alcaldes, ministros y vice ministros, jefes de organismos públicos y tantos otros cargos importantes, sin tener los conocimientos necesarios para el desempeño y/o la experiencia acreditada que por lo menos pueda inducir a votar por ellos o a designarlos.
Como comprenderán la irresponsabilidad a la que nos referimos no solamente es de quienes aceptan las candidaturas o las designaciones, sino también de quienes votan por ellos o tienen a su decisión los nombramientos para las posiciones públicas respectivas.
Por lo que vemos, la responsabilidad es compartida entre quienes eligen o designan y quienes lo aceptan y, para que esto no suceda, los partidos serios, de fuste, de trayectoria acrisolada y con real espíritu cívico, tienen escuelas de preparación para sus cuadros políticos, con enseñanzas que no son las usuales en las escuelas, institutos superiores y universidades, puesto que ellas están direccionadas a que sus cuadros puedan cumplir tareas en la organización del Estado, teniendo como requisito básico el ánimo y vocación de servicio a los demás. La actuación en la Política, es para servir a los ciudadanos y no para servirse a ellos mismos y sus allegados.
A nadie se le ocurriría someter a su madre a cirugía por un estudiante de primer año de medicina, como tampoco se atrevería a hacer de un sacristán el jefe de la diócesis o que un pretendiente a ingresar a la Universidad Nacional de Ingeniería, se encargue de construir un puente, así sea sobre un riachuelo. Menos aún que un almirante designe a un grumete para capitanear un submarino. Sin embargo, eligen como presidente de la República algunas veces a personas que no han tenido ninguna experiencia pública, son legos en la materia y carecen de preparación. Tampoco se puede entender a quienes aceptan ser ministros de Estado sin las calificaciones y pergaminos del caso, o a quienes sueñan con ocupar una curul en el Congreso sin siquiera haber sido miembros de alguna junta vecinal.
En la actividad privada, los accionistas no elegirían a un directorio de legos, pues pondrían en peligro su patrimonio, la empresa quebraría y sus acreedores quedarían burlados, sin embargo, como ciudadanos entregan la conducción del país, la administración de sus instituciones y hasta el cuidado de la hacienda pública (recursos) a quienes no tienen la más mínima idea sobre el particular.
Hay que entender que la participación en la Política debe ser como una escalera, en que se va ascendiendo escalón por escalón. Saltar de regidor de un centro poblado menor a congresista es iluso, aunque como observamos cotidianamente, ello es posible, aunque repetimos insensato y no deseable.
Debemos terminar con la práctica irresponsable a la que nos hemos referido y deberíamos empezar haciendo un examen de conciencia de como votamos el 2021 y el 2022.